sábado, 26 de febrero de 2011

Recuerdos

Hay gente que predica que no hay que vivir en los recuerdos y en casos en los cuales los recuerdos no son gratos esto surge como un argumento válido, sin embargo hay veces que vivir en los recuerdos es bueno porque es allí donde también se encuentran los momentos lindos de nuestras vidas.

Por ejemplo, si yo estoy todo el tiempo recordando lo mal que la pasé con alguien, el daño que me causó y lo mucho que sufrí, se me haría muy difícil disfrutar cualquier cosa con esa persona, o simplemente viviría amargada todo el tiempo. En este caso recomendaría enterrar esas memorias, procurando buscar otras que me hagan sentir mejor. Es verdad que hay recuerdos que nos hacen daño, por lo tanto si es un pasado oscuro hay que evitar recordarlo.

He te aquí otra circunstancia, unos novios que por alguna circumstancia se tuvieron que separar, lo que en un principio va a mantener ese amor vivo van a ser los recuerdos. Si hay bonitos recuerdos, entonces hay oportunidad de que ese amor se mantenga y siga creciendo en la esperanza de volverse a encontrar para seguir creando recuerdos tan buenos como los ya vividos.

Esto no solo ocurre con las relaciones amorosas, más bien me atrevería a decir que ocurre con todas las relaciones interpersonales. En el caso de las relaciones filiales uno pensaría que el mero hecho de tener lazos de sangre es suficiente para mantener una relación viva, pero no es así. Una hija que se separa de sus padres sufre la separación por todas las buenas experiencias que ha vivido con ellos, y logra mantener el interés y el amor gracias a los buenos recuerdos acumulados durante el tiempo que han vivido juntos. Así también pasa con un hermano, una hermana, un primo, una tía, uno no ama a su familia solamente porque nacieron de la misma cepa si no por sus experiencias compartidas, y como toda experiencia se torna en recuerdo, uno siempre los lleva consigo en su mente.

Si yo me enterara hoy que tengo una hermana que nunca conocí y que para colmo no sabía ni que existía, al enterarme me daría ganas de conocerla y sí sentiría que la quiero porque vería el deber de hacerla parte de mi vida. Sin embargo hasta que no comparta recuerdos con ella se me haría muy difícil verla como parte de mi vida.

Si no hay recuerdos buenos y uno no se los repasa por la mente pues no existiría tal cosa como extrañar a alguien y quién me va a decir que extrañar es malo. Bueno, volvemos a que si la experiencia vivida con esa persona no es buena y los recuerdos no hacen mas que darme nauseas o causarme malestar o sentimientos feos como el odio, entonces sí que extrañar no es bueno, porque estaríamos extrañando algo que no nos hace bien. No obstante, muchas veces extrañamos a gente con quien hemos hecho buenos recuerdos y no hay nada de malo en ello. En muchos casos, como dije antes, es por lo recuerdos que hay ciertas relaciones que se mantienen vivas.

Mi madre tiene una amiga que quiere muchísimo, una amiga que solo vio no mas de seis veces en su vida y gracias a los lindos recuerdos que tienen juntas han logrado mantenerse muy unidas. Algo así me pasa a mi con mis amigas. Hoy me senté a estudiar con café en mano y rápido me acorde de mi gran amiga de la universidad, todos los días nos encontrábamos en la cafetería de la universidad y nos tomábamos un café. La ultima vez que lo hicimos fue hace tres años y medio, después de eso la vi solo una vez más, y hoy por hoy puedo decir que nuestra amistad sigue igual de fuerte que en ese momento gracias a todos los gratos recuerdos que tengo con ella y también porque nos hablamos seguido y nos tomamos un café mientras hablamos por teléfono, ella allá y yo acá. Me pasa con ella y con todas mis amigas, aún con las que no hablo mucho porque las llevo en mis recuerdos.

Tengo una amiga que justo se casó ayer, estos días la he tenido más presente que nunca. Me hubiese encantado poder acompañarla en su día, pero no fue posible, por lo que me aferre más a los recuerdos que tenemos juntas para evitar entristecer. Y es así que con los recuerdos voy y vuelvo a Buenos Aires, a recordar la gente con la cual compartí, aquella amiga que hablaba mi misma lengua en cuanto a la moda y el arte, aquella otra que conocí en la infancia y que volví a conocer ya de mas grande.

Me acuerdo los lugares que visité, todos los cafés a los que fui y todas las experiencias que viví, las buenas y las no tan buenas. Recuerdo y a veces me da ganas de llorar porque querría tenerlo todo de vuelta, pero después miro a mi costado y me doy cuenta que por ahora esos recuerdos me bastan para seguir queriendo a aquellas personas que en ese momento tuve cerca porque mi realidad hoy me llena.

Yo vivo en mis recuerdos, pero también vivo en el ahora y eso me hace feliz. Mis recuerdos son míos, nadie me los quita y a veces vuelo por ellos para sacarme una sonrisa y luego vuelvo al presente y lo vivo con mas ganas, con más pasión porque sé que lo que estoy viviendo ahora estará en mis recuerdos mañana. Sin mis recuerdos no sé que haría, sin ellos no sé qué tipo de persona sería, eso sí, definitivamente no sería la misma.